Todo en mí parece estar hecho con un único fin, deleitar nuestros sentidos.
Así que ten cuidado cuando me mires, es posible que ya no quieras dejar de hacerlo.
Mi dulzura y sensibilidad también son objeto de cuidado. Ellos son los encargados de hacer que mi sola presencia te inunde de una paz y tranquilidad absoluta, para después desvestirte, y llevarte a un lugar donde la pasión y la lujuria no tienen límites, donde el placer es lo único que realmente importa.
Siéntete libre conmigo. Porque al final soy como las propias olas, un torrente de fuerza, de pasión, de belleza, que siempre da paso a la calma más absoluta.
Una cita conmigo es dejar fluir la pasión, disfrutar el momento y, sobre todo, sentirse vivo.